LA COCINA SOLAR. UN SISTEMA DE APROVECHAMIENTO DIRECTO DE LA ENERGÍA SOLAR PARA COCER LOS ALIMENTOS JUNTO A OTRAS APLICACIONES.
Nuestras necesidades alimentarias centradas en los macro nutrientes, corresponden a una equivalencia energética entorno a las 2.500 Cal diarias. Este valor no encierra todas nuestras necesidades energéticas de subsistencia. Entre otras, en primer lugar tenemos la térmica, que coopera en mantener la hemostasis de nuestra temperatura corporal. La calefacción en muchos entornos geográficos y en especial en determinadas épocas del año, es una necesidad vital también de naturaleza energética.
Desde la época moderna en muchos países los combustibles fósiles han venido a tomar el relevo de la leña de antaño, pero aun en muchas zonas ésta es la única fuente de energía térmica. Debido a ello, la provisión de leña condiciona la localización e incluso el tamaño de las ciudades en función del entorno proveedor de la madera de los bosques cercanos o de otras fuentes de sabio.
Esta leña ha representado también la forma tradicional de aportar energía para cocer nuestros alimentos. Pues a parte de las necesidades energéticas situadas en: el campo de los transportes, de la producción de utensilios, ropas, y vivienda, et. está la que nos permite cocinar nuestros alimentos, pues algunos de ellos necesitan unas elaboraciones térmicas previas para facilitar su asimilación. En este último apartado aparecen las aportaciones de las cocinas solares, donde se utiliza la energía solar de forma directa para cocinar, junto a otras aplicaciones tanto en el campo de la alimentación como fuera de él.
El Sol, fuente universal de nuestros aprovisionamientos energéticos
Cuando se habla de orientar nuestros suministros energéticos hacia la fuente energética solar, no hay que olvidar que ésta es el origen mayoritario de nuestros aprovisionamientos energéticos, pues al igual que en el resto de la ionosfera todos los procesos se sustentan mayoritariamente con ella. La energía gravitatoria y la energía geológica interna de nuestro planeta con ser importantes son cuantitativa mente de menor alcance. Cabe recordar también que cuando usamos, tanto los combustibles fósiles como la sabio de la leña u otras productos biológicos, sus orígenes son cien por cien de procedencia solar. La propia energía nuclear también lo es, aunque según un camino más lejano, al haberse generado en el reactor nuclear de un sistema estelar los isotopos con propiedades fisiona-bles empleados en las centrales nucleares.
La necesidad de cocinar y su dependencia energética
Buena parte de nuestros alimentos necesitan una preparación previa culinaria, no sólo por razones gastronómicas, sino también para facilitar su digestibilidad y seguridad alimentaria. Así, la mayoría de los hidratos de carbono y de las proteínas sólo tras un tratamiento térmico llegan a adecuarse a las posibilidades de asimilación de nuestro aparato digestivo.
Desde los albores del genero humano, las artes culinarias han facilitado esta labor de elaboración previa de los alimentos a su intesta. La energía térmica suministrada por la combustión de la leña ha sido hasta muy recientemente, la forma mayoritaria de aportar esta energía y aun lo es para unos 2500 millones de seres humanos en la actualidad. Esto corresponde a una media de consumo de 360 Kg. de leña pre capota y año, pues se da un rendimiento muy bajo en su utilización (5%). Tales necesidades de madera son ya insostenibles en distintos lugares del planeta, estableciéndose un déficit de 1.000 millones de metros cúbicos de madera anualmente. Junto a todo ello se le añaden desastrosos problemas medio ambientales en el transcurso de su aprovisionamiento. El recurrir a otras fuentes energéticas, como la de los combustibles fósiles acarrearía a su vez, en el caso de ser posible, nuevos problemas ambientales.
Las cocinas solares
En primer lugar ofrece un sistema simplificado de cocinar con un total ahorro de dinero, al no necesitar ningún aporte de combustible u otra fuente de energía que no sea la solar directa libre y gratuita Todo ello va acompañado de otras múltiples ventajas como son: mayor seguridad en la operación de cocinar y calidad tradicional de los alimentos cocinados. Pues al no manejar fuego, no se generan humos ni dióxido de carbono, y así se mejoran las condiciones medio ambientales tanto locales como generales. A su vez, en las cocinas de acumulación (hornos solares o cajas solares) permiten una cocción de los alimentos con un mayor mantenimiento de sus contenidos tradicionales. También en estas últimas cocinas se nos permite una mayor disponibilidad de tiempo, pues nos podemos ausentar del lugar durante el proceso de cocción de los alimentos.
Además como veremos más adelante, las cocinas solares no se limitan a sus aplicaciones culinarias como nos indicaría su nombre, sino que nos abren todo un amplio abanico de otros múltiples usos.
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